En enero de 1992 llego a nuestra casa Rocky un
perrito de raza mestiza que había nacido solo unas semanas
antes, era muy pequeñito, casi cabía en la palma de la mano.
Pero enseguida empezó a crecer, fue un cachorro muy travieso e
inquieto, se comía todo, tenia cara de bueno y listo, el color
ya lo veis, y su tacto era muy suave, debajo de la capa de color
canela tenia otra capa de pelusilla blanca muy suave también y
muy compacta, era muy difícil alcanzar a verle la piel.
Aquí
está con mi hijo David de ocho años (1992). Rocky creció, paso
por su juventud y se convirtió en un perro adulto que pesaba 16
Kg., durante esta época estaba lleno de vitalidad y fuerza, a
pesar de su tamaño era muy fuerte y corría como un galgo.
Rocky era cariñoso pero no en exceso, era independiente, no se dejaba acariciar por desconocidos, no solía ladrar, cuando alguien llamaba a la puerta de casa, lloriqueaba pero nada más, luego intentaba acercarse a la persona que llegaba y si esta intentaba acariciarle se retiraba.
Con los demás perros era sociable, sobre todo con las hembras, no se asustaba de machos mas grandes que él y eso le costó algún susto, siempre estaba con la cabeza bien erguida, a pesar de ser mestizo tenía un orgullo innato. Con los cachorros siempre jugaba, incluso ya de mayor, se alegraba y daba alguna carrerita.
Intenté muchas veces hacerle fotos corriendo, pero no hubo manera, la velocidad, los cambios de dirección y los saltos hacían imposible la tarea de enfocar y encuadrar la imagen, todas las fotos salían mal, entonces no había cámaras digitales. Su figura corriendo era totalmente aerodinámica, comenzaba con el morro afilado, se agrandaba en la cabeza y después del cuello aparecía su tórax fuerte y musculoso, el cuerpo se encogía y se estiraba como un muelle, terminando con la cola extendida que actuaba de balancín, le ví dar saltos de mas de 2 metros de largo y se subía sin dificultad a sitios de mas de 1 metro de altura, era un espectáculo verlo correr, medí por diferentes medios su velocidad, superaba los 40 Km./h. Desgraciadamente era también muy desobediente, así que acababa yo corriendo detrás de el.
Ese exceso de vitalidad hacia muy difícil el manejarlo, parecía que su nerviosismo le impedía enterarse de muchas cosas, y me costo mucho que pudiese venir conmigo para hacer pequeños recados, comprar el pan y cosas así, teniendo que esperar tranquilamente a la puerta de la tienda pero con el tiempo lo fui consiguiendo.
En el año 1994 nació mi hija Sara, Rocky se adapto muy bien a que hubiese otra persona en la casa, no hubo ningún problema aunque también es cierto que durante algún tiempo no demostró ni interés ni cariño por Sara, según crecía mi hija , Rocky tenía y aceptaba mas contacto con ella.
En vacaciones generalmente lo
dejábamos en una residencia canina, y le echábamos en falta,
cuando volvíamos a recogerle se ponía como loco de contento, ese
día de la recogida debíamos hacerlo con pantalones resistentes
para evitar los arañazos.
En esta foto tomada el 15 de mayo del 2003, Rocky ya tenía 11 años, ya no estaba tan atlético pero seguía manteniendo un buen cuerpo. Siempre hemos cuidado mucho su alimentación, le dábamos su comida, pienso para perros, y alguna otra cosa ocasionalmente, como hacia bastante ejercicio se mantenía bien. El parque Juan Carlos I de Madrid, donde esta tomada la foto ha sido desde su inauguración un lugar de paseo y de hacer deporte para mí (y para mucha gente), así que muchos de nuestros paseos se desarrollaban allí.
Rocky parecía preparado para el clima
mediterráneo o incluso para el clima extremo de Madrid, en
verano su color se confundía con el de las plantas quemadas por
el sol, sin embargo su capa interna de pelo era muy espesa, ¿que
pasaría en una nevada?, no es algo habitual que nieve en Madrid,
pero durante su vida, Rocky tuvo la oportunidad de correr por la
nieve varias veces, aquí
le vemos durante una de las ultimas nevadas el 26 de febrero del
2006, a la edad de 14 años, toleraba bastante bien la nieve,
aunque yo siempre vigilaba que no estuviese mucho tiempo con la
patas hundidas en ella, pero así como meterse en un charco
o pisar barro era algo que evitaba a toda costa, la nieve
parecia no importarle. Después al igual que cuando llovía había
que secarle, el ya lo sabia y al llegar a casa se dirigía a la
terraza y en cuanto me veía con la toalla movía la cola de
alegría, el secarle era otro de los momentos de juego.
Según se fue haciendo mayor dejamos de llevarle a las residencia canina y mi hijo y nosotros nos turnábamos en las vacaciones, así que prácticamente desde el 2000 no estuvo solo ningún día, fue en estos años cuando mas he disfrutado de su compañía, íbamos juntos a hacer los típicos recados del domingo, comprar churros para el desayuno o comprar el pan o bebidas, en cuanto empezaba el buen tiempo y había terrazas, el también venía y tan contento porque siempre le dábamos alguna cosilla de comer, incluso a veces los camareros le traían un aperitivo..
En Navidad lo pasaba mal, los petardos y los cohetes le daban mucho miedo y se ponía como loco, no quería salir a la calle, y aunque no hubiera petardos olía el olor de la pólvora y se asustaba, desde hace un par de años ha perdido algo de oído y se asusta menos.
Siempre ha tenido una buena salud y las visitas al veterinario han sido escasas, generalmente la revisión y vacunación anual, aunque desde el 2005 han sido mas frecuentes, tenía la boca muy mal, con caries e infección así que hubo que hacerle una limpieza, así como operarle de un quiste que le salio en una axila, pero se recuperó rápidamente, en octubre del 2005 sufrió el ataque de una perra, mucho mas grande que él, que le ocasiono graves heridas , ese día el carácter de Rocky cambió, desde entonces ya no quería relacionarse con otros perros y estaba mucho mas pegado a nosotros. Desde principios del 2007 empezó a adelgazar, y en unos meses paso de los 16 Kg. a solo 9, le detectaron un soplo en el corazón, y tenia que tomar una medicina todos los días, ¡que difícil es que un perro se trague una pastilla!, al final le cogí el truco, y se la daba con trozo de galleta mientras le sujetaba la cabeza mirando hacia arriba para que no tirase la pastilla al suelo, el ya sabia que todas las noches había golosina, en este año que termina (2007) las visitas al veterinario han sido mas frecuentes, hasta que definitivamente el cáncer nos arrebato a Rocky el 29 de noviembre del 2007. Yo sabía que iba a pasar pero cuesta mucho acostumbrarse y le echamos en falta, siempre ocupará un lugar en nuestro corazón, fue nuestro perro y uno mas de la familia durante casi 16 años.
Si quieres ver mas fotos de Rocky sigue este enlace http://picasaweb.google.es/antonio.martinezV/Rocky
Esta Web es un pequeño homenaje a Rocky, y a otros perros que se cruzaron en nuestra vida durante estos 16 años, un recuerdo para Bola, Prince, Golf, Trufa, Tula, Tara, Harley, Seles, Lua, Nika, Nala, Lola, Chispa, Luna, Noa, Lolo, Roy, Jerry, Rufa, Max, Ciro, Curro, Taini, y alguno mas cuyo nombre he olvidado, un recuerdo para ellos y para sus dueños.
En el gran milagro de la vida y la creación, todos los seres vivos son como nuestros hermanos pequeños, debemos tratarlos con el debido respeto, y con responsabilidad.
31 de diciembre de 2007